Parafraseando a Lou Marinoff, en su súper ventas Más Platón y menos
Prozac, podemos emular sus soluciones ante lo que nos ocurre en las
tripas del Partido Socialista. Desencantados, humillados, invisibles
cuando España más nos necesita, sin poder afrontar una oposición digna
al partido conservador que nos ha comido la merienda, la cena y puede
que en Andalucía también el desayuno, sufrimos y nos enfrentamos unos a
otros como si de bandas chinas se tratara. Ante la depresión y la
impotencia ¿qué hacer? ¿Nos empastillamos con el más vale malo conocido
que bueno por conocer y nos tragamos una vez más la poción preparada por
los druidas del aparato para quitarnos el dolor matando al mensajero y
asumiendo la orden castrense de la obediencia debida, o afrontamos con
reflexión y calma la situación y propugnamos solventar de fondo el
problema, extirpar el mal de raíz y renacer del desencanto? Esa siempre
es la misma encrucijada.
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