Son
muchos los que se preguntan, en esta situación de crisis tan profunda,
importante y tan dramática para Europa y para España, cómo es posible
que sea en este momento cuando la desafección y la falta de confianza de
los ciudadanos con respecto al PSOE sea mayor que nunca. Una crisis
provocada por los especuladores y los mercados, que ahora quieren dar
lecciones a todos los Gobiernos de cómo hay que hacer las cosas mientras
han inducido el mayor crack
del capitalismo de la historia, poniendo en grave riesgo todos los
avances sociales que la izquierda democrática, con el apoyo ciudadano,
ha conseguido desde la Segunda Guerra Mundial. Por esa desafección hacia
los socialistas, no en vano las últimas encuestas nos dicen que el
desgaste del Gobierno de Rajoy es importante pero que todo lo que se
deja la derecha no lo rentabiliza el PSOE, que se estanca, que no
avanza. Lo capitalizan Izquierda Unida y UPyD.
La
respuesta es fácil: la sociedad actual, mucho mas informada y mas
critica, con un mayor acceso a la información, no tolera el engaño. Los
ciudadanos de izquierdas, susceptibles de prestar su apoyo, a través del
voto, en los sucesivos comicios electorales al PSOE, no están
dispuestos a permitir que sobrepasemos
determinadas líneas rojas. Los ciudadanos valoran en un partido de
izquierdas como el nuestro, la honestidad; que cuando se diga izquierdas
se haga izquierdas; la transparencia y la decencia política. No se
puede decir una cosa y hacer o practicar la contraria. No se puede
criticar en su momento al Sr. Guerra Zunzunegui (miembro del Partido
Popular) por quererse perpetuar en la poltrona de diputado por Palencia y
que ahora el diputado del PSOE por esta provincia quiera hacer lo
mismo.
Creo
sinceramente que nos hemos equivocado en el pasado y nos seguimos
equivocando en el presente. No es de recibo que la última actuación de
un Consejo de Ministros socialista sea la de indultar a un banquero
juzgado y condenado, pero tampoco es entendible que el gobierno
socialista en lugar de legislar en favor de la decencia fiscal y que
pague mas el que mas tiene, también las grandes fortunas, apruebe una
reforma laboral dura e injusta para los trabajadores de este país, como
la que se aprobó sin el apoyo ni el consenso de los sindicatos. Una
reforma laboral defendida en el Congreso de los Diputados por Alfredo
Pérez Rubalcaba y apoyada con entusiasmo por el diputado del PSOE por
Palencia, por cierto, el mismo que ahora se pone tras la pancarta
sindical para protestar y criticar al Gobierno del PP por hacer lo mismo
que hizo él.
Como
es lógico, este tipo de actitudes no ayudan a recuperar la credibilidad
y la confianza que el PSOE ha perdido de los ciudadanos. Pero claro, lo
que no mejora empeora. Llegaron las elecciones generales, y ocurrió que
el PSOE, y como es lógico nuestro cabeza de cartel, Alfredo Pérez
Rubalcaba, perdió esos comicios con el peor resultado electoral de la
historia reciente para el Partido Socialista. Lejos de asumir
responsabilidades políticas, como sería lógico después de una debacle
electoral semejante, decide presentarse como candidato a la Secretaría
General en el último Congreso Federal del PSOE, cargo que gana por 22
votos, dando la espalda a la voluntad popular que decidió clamorosa y
democráticamente retirarle su apoyo en las últimas elecciones generales.
Fue un Congreso Federal que está sirviendo de coartada a muchos grandes
perdedores que, como hizo el líder, tampoco asumen sus
responsabilidades políticas y se presentan, cual triunfadores del
fracaso a sus respectivos congresos territoriales para mantenerse en la
poltrona desoyendo el clamor popular.
Y aquí, en nuestra tierra, tenemos ejemplos muy clarificadores: el de Oscar López, anterior
Secretario General del PSCL-PSOE y actual Secretario de Organización
Federal, cuyo resultado electoral fue una catástrofe en Castilla y León y
parece ser que por tan alto honor se asciende a este hombre, sin empleo conocido fuera de la política (otro más), a la cúpula del
PSOE nacional. Pero tenemos ejemplos mas cercanos, como el de Julio
Villarrubia, el todavía Secretario General de los socialistas palentinos
y flamante Secretario General del PSCL-PSOE, cuyos resultado
electorales fueron un homenaje al desastre.
Y
esta bola de despropósitos crecerá y culminará con la celebración de
los congresos provinciales, donde el escenario será similar. En nuestra
provincia, sin ir mas lejos y con toda posibilidad, serán candidatos
para dirigir el PSOE palentino, o Julio López, cabeza de cartel en las
últimas elecciones a las Cortes de Castilla y León, con unos resultado
espectaculares, pero por malos, o Miriam Andrés, Senadora y Secretaria
de Organización del PSOE palentino, la misma que para valorar tan
pésimas cifras de votos convoca a todos los afiliados socialistas a una
chocolatada en un céntrico restaurante-discoteca de la capital
palentina. La misma que define como “anécdotas” las bajas de compañeros
que abandonan el PSOE o la militancia activa.
Esta
situación lamentable de crisis de valores en la que se encuentra
nuestro partido, no sólo provoca el distanciamiento de los ciudadanos.
También provoca la frustración y el descontento de los afiliados del
PSOE que pagan sus cuotas. En
Palencia, haciendo una estimación, más del 40% no participa en ninguna
de las pocas actividades o reuniones que se convocan.
Pero,
para ser justos, el distanciamiento de los ciudadanos con respecto al
PSOE no sólo lo provocan los dirigentes. También se produce por culpa de
aquellos que desde su posición aparentemente discrepante lo que en
realidad pretenden es eso tan manido en política de quítate tú que me
pongo yo. Las frustraciones, mezquindades, miserias políticas y
ambiciones desmedidas son malas consejeras. Uno no puede esconderse
detrás de “muchas cosas por hacer” o algo parecido, para en realidad
querer estar en misa y repicando. Pretender seguir formando parte de una
Ejecutiva Provincial y a la vez criticarla. No es presentable utilizar
de forma interesada el discurso político de las ideas como método
antifrustración y palanca para
volver a ser el cargo publico que se dejó de ser. Hay quien el mejor
papel lo hace dando clase en el colegio, y no intentando aparentar quien
no es. No es bueno escudarse en el discurso falsamente discrepante para
recuperar, por ejemplo, una liberación económica. La credibilidad se
gana, no se busca detrás de las pancartas para luego intentar
solucionarse la vida en la política. Las cosas no se hacen así. No se
puede un día criticar duramente la gestión de un compañero y al día
siguiente manifestarle su apoyo incondicional. Así no. Y por supuesto, los
que se definen con eufemismos como discrepantes, progresistas… etc,
decirles que no cuenten conmigo. Que me han defraudado y que no soy como
ellos. Porque soy crítico y de izquierdas como actitud ante la vida. En
definitiva, me apena decir que soy pesimista con el futuro del PSOE
mientras los dirigentes de mi partido sigan instalados en la
incoherencia. Mientras no se reconozca que nos hemos equivocado y se
siga abusando de la soberbia echando la culpa a la crisis y a otros de
nuestra propia incapacidad; mientras no seamos capaces de abrirnos a la
sociedad, a los simpatizantes, sin cortapisas, no seremos capaces de
recuperar la credibilidad y la
confianza que el PSOE ha perdido de los ciudadanos. Tenemos que estar en
las calles, en la sociedad, con los ciudadanos, sentir como nuestra la
causa de la izquierda para recuperar la alianza y la complicidad con la
sociedad civil. Así sí, volveremos a ser un partido en el que confíe la
gente.